jueves, 21 de junio de 2012

LITERATURA DE LA REGIÓN CARIBE

POESÍA:




Luis Carlos López
(Cartagena de Indias, 1883-1950) Poeta colombiano. Llamado popularmente el Tuerto López, a causa de su estrabismo, su obra se sitúa en la órbita del posmodernismo.
Estudió en el Colegio La Esperanza y en la Universidad de Cartagena, donde tuvo que abandonar sus estudios de medicina cuando fue preso durante la guerra de los Mil Días. Simultáneamente recibió cursos de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes. Desde 1901 dirigió la revista literaria Juventud, y luego, en compañía de su hermano José Guillermo, fundó el diario La Unión Comercial; colaboró además en las revistas literariasLíneas y Rojo y Azul. Su obra periodística se caracteriza por su claro compromiso político.
Aunque su carrera diplomática fue breve, se desempeñó como Cónsul de Colombia en Munich (1928) y en Baltimore (1937). Dedicó gran parte de su vida a administrar un almacén que le dejó su padre. Una enfermedad circulatoria le llevó a la tumba, en su natal Cartagena, la ciudad de su caricaturesca poesía.
La inclinación escéptica de López le permitió confeccionar una obra irreverente, a veces anticlerical, siempre realista y sonora, poblada de un alegre grotesco, lleno de ironías, retratos psicológicos y paisajes que muestran el provincianismo colombiano de su tiempo. Su humor posmodernista remite, en parte, a José Asunción Silva. Las influencias que conforman su lírica abarcan desde los clásicos grecolatinos a Voltaire, Nietzsche y Shopenhauer, pasando por los poetas orientales.
Con un lenguaje travieso y burlesco desde su misma rítmica, su poesía excluye todo idealismo romántico y se ocupa en cambio de lo intrascendente y lo monótono, de la pacatería y del destino cursi, protagonistas, al fin y al cabo, de la vida cotidiana, aceptando y a la vez escamoteando lo trivial. Con su gracia, entre divertida y demoledora, el poeta disuelve lo pomposo y trascendente, ya como estilo, ya como actitud. La introducción de registros carnavalescos (la fiesta, el juego, la burla) muestra una escritura que prefiere el malabarismo de tinte malicioso y la desacralización como maniobra del lenguaje.

OBRA:LOS ZAPATOS VIEJOS
A mi Ciudad Nativa

Noble rincón de mis abuelos: nada
como evocar, cruzando callejuelas,
los tiempos de la cruz y la espada,
del ahumado candil y las pajuelas...

Pues ya pasó, ciudad amurallada,
tu edad de folletín... Las carabelas
se fueron para siempre de tu rada...
¡Ya no viene el aceite en botijuelas!

Fuiste heroica en los tiempos coloniales,
cuando tus hijos, águilas caudales,
no eran una caterva de vencejos.

Mas hoy, plena de rancio desaliño,
bien puedes inspirar ese cariño
que uno le tiene a sus zapatos viejos...

Luis Carlos López

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